
«Solo hay dos caminos posibles si no estás en contacto con las cosas y eres inteligente: volverte loco o ser digno.»
«Claro que sí, hay algunas personas maravillosas en el mundo, y no pretendo menospreciar la naturaleza humana. Pero lo cierto es que siempre me dan pena las personas maravillosas, las que tienen cerebro. Porque ¿a qué se reduce, salvo a que estén insatisfechos con ser lo que son y con el mundo siendo lo que es? Y no hay cantidad de cerebro que pueda cambiar eso. Escriben libros que nos hacen reír o llorar por nosotros, pero, pese a todo, seguimos siendo exactamente lo que siempre hemos sido. Y ¿de qué sirve toda esa inteligencia si no se puede hacer nada con ella salvo sentarse a rumiar?»
La novela, que se desarrolla casi en su totalidad en forma de diálogo, cuenta la historia de Adam y Eleanor. La conversación nunca termina, fluye y refluye, restos y desechos, hasta el final de la contradicción: la convalecencia. Publicada originalmente bajo el seudónimo de Madeleine Vara en 1936 por Seizen Press de Laura Riding y Robert Graves, es una de las obras menos conocidas de Riding y una de las más personales.


Traducción de Itziar Hernández Rodilla // [n] 2025 // ISBN 978-84-129268-2-8 // 152 páginas // 13,00 €
NOVEDAD OCTUBRE
Conversaciones convalecientes
LAURA RIDING
Marginalia
Esta novela se presenta como una serie de discusiones filosóficas entre dos pacientes de un hospital, Eleanor y Adam, de los que no sabemos por qué se encuentran allí, lo que abre sus enfermedades a la interpretación. Las conversaciones están intercaladas con una narradora omnisciente, que generalmente establece el escenario y el lugar o, a veces, comenta desde la periferia sobre los personajes que entran y salen de la esfera de Eleanor y Adam, interrumpiendo sus conversaciones.
A través de una serie de conversaciones filosóficas cada vez más esotéricas sobre temas como Dios, el amor y el significado de la enfermedad, Adam y Eleanor llegan a contar las historias de quiénes son y qué los aflige. Si bien no es estrictamente una obra alegórica, es difícil no ver paralelismos históricos entre el sufrimiento de los protagonistas y el estado del mundo a finales de la década de 1930. 1936 también fue el año en que Riding y Robert Graves tuvieron que huir de Mallorca, España, tras el estallido de la Guerra Civil Española.
Platónicas en su concepción del pensamiento, las conversaciones de Eleanor y Adam trazan círculos en torno al deseo, su superación y quiénes son y dónde están realmente. Se confía en quien lo lee para que piense y reconozca los matices y el subtexto entre los intercambios de Eleanor y Adam; se nos permite sacar nuestras propias conclusiones sobre sus visiones a menudo idiosincrásicas pero viscerales y desnudas de la vida, sobre sus desacuerdos —que notablemente nunca se convierten en conflictos— sin llegar nunca a una conclusión sobre ninguno de los dos.
Los dos convalecientes, Eleanor y Adam, observan a la gente entrar y salir, y hablan sobre las vidas de estas personas, dejando que la conversación se extienda sobre su propia falta de comprensión. Se trata de una novela que se ocupa de la cultura, de las costumbres de las personas que van de un lado a otro, mientras que las costumbres de los propios convalecientes se ponen a prueba por sus actitudes. Este sueño despierto de una conversación personal a través de la cual llegamos a valorar la compañía del otro frente a la media de la multitud.
