Dezső Kosztolányi
Dezső Kosztolányi (1885-1936), nacido en el seno de una familia de intelectuales de provincia, en 1903 se instaló en la capital magiar para estudiar en la Universidad de Budapest, donde entabló amistad con Mihály Babits, quien, más tarde, le llamó su «hermano espiritual», ya que ambos tenían en común una veneración religiosa por la forma. Finalmente, a los veintiún años abandonó sus estudios para dedicarse al periodismo, una labor que sería constante a lo largo de su vida.
En 1907 publicó su primer volumen de composiciones líricas (Entre cuatro paredes) pero no fue hasta 1910 cuando obtuvo su primer gran éxito con Los lamentos del pobre niño —un trabajo que le valió el reconocimiento unánime de sus contemporáneos—, en el que aparecen ya las características esenciales de su escritura: el amor hacia las pequeñas experiencias de la vida cotidiana, y un encantador intimismo. Por entonces, también estaba entre los colaboradores de Nyugat, revista emblema de la modernidad literaria en Hungría.
El éxito de su obra se debió en gran medida a su actitud inquieta y a su experimentación lúdica y creativa con el lenguaje. Sándor Márai afirmó en una ocasión que «todo lo que Kosztolányi escribía era invariablemente perfecto». En sus obras poéticas posteriores (Concierto otoñal, Magia, Amapola, Pan y vino, y, sobre todo, Los lamentos del hombre triste, 1924, y Desnudo, 1928, que representan la etapa de su plena madurez) añade el sentimiento de la soledad del hombre extraviado en la selva de la metrópoli, un humorismo sutil, levemente grotesco, un temor creciente de la muerte, y un afecto cada vez más tierno hacia el mundo exterior.
En sus novelas, Kosztolányi sigue poco más o menos un método idéntico; y así, no emplea los acostumbrados recursos del género psicológico, sino que el foco se centra en las ya comentadas pequeñas vivencias de lo cotidiano (Nerón, el poeta sangriento, Anna Édes o Alondra), destacándose en este sentido sus relatos en torno a la figura de Kornél Esti. Su prosa fluida, flexible, animada y cristalina, formó escuela. Muchos de sus cuentos, ensayos y bocetos aparecieron por vez primera en Nyugat o en las columnas de Pesti Hírlap, en la que colaboraba desde 1921. También al virtuosismo de Dezső Kosztolányi debe la literatura húngara gran parte de las más bellas traducciones de clásicos (Shakespeare, Rilke, Calderón, Molière, Goethe) y de poetas modernos occidentales y orientales.
Amante de la familia y trabajador infatigable, su vida fue recogida y regular. La vida del escritor llegó a su fin el 3 de noviembre de 1936, después de una larga y dolorosa enfermedad, cuando un cáncer de paladar le ganó la batalla.
Kosztolányi ha ejercido una vasta influencia, singularmente en el aspecto estilístico, sobre los escritores húngaros contemporáneos.
Con greylock ha publicado Nerón, el poeta sangriento [n].